Siguen cayendo las
tardes a espaldas de la escollera,
espejando la bahía
de plateadas lentejuelas;
vuelven las mismas
gaviotas a revolotear la escena
y el mar deja al
murallón descascaradas almejas.
El hilo del
pescador en su volar solo sueña
llegar hasta el
horizonte donde duermen las sirenas.
Siguen cayendo las
tardes.., desoladas, sin presencia,
cuando la brisa
presiente el arribar de tormentas;
cuando en nubes
enloquecen esos grises que se cierran;
cuando se mezcla
en el aire la esencia de las mareas;
donde el relámpago
irrumpe y el cielo en rayos se quiebra
abriendo paso al
tronar que estrepitoso apalea.
Siguen cayendo las
tardes y el viento que me golpea
va encrestando el
fuerte oleaje que entre las rocas revienta;
que en furiosa
marejada viene tomando carrera,
desplegando su
abanico, desmembrándose en piruetas;
y la explanada
encalada interrumpiendo la pesca
suelta latas con
carnada y restos de cañas viejas.
Siguen cayendo las
tardes.., el sol, la ensenada alerta
del crepúsculo que
muere viendo la primera estrella.
Las luces de los
faroles seductoras se entreveran
entre el guiñar de
las boyas que a la noche galantean.
Y todo queda en
silencio.., la luna espera despierta,
centinela y
soñadora de amores en la ribera.
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