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Los Reyes Magos...¡esos viejos sabandijas!



Crónica - Peligra la popularidad del tan ansiado 6 de enero

 Estrictos trabajos de investigación denuncian hoy un hecho inusual. La imagen de aquellos viejos Reyes, eternos testigos del nacimiento del niño Jesús, anda en tela de juicio. Dicen quienes los han visto, que las causas involucran tradiciones y costumbres que han llevado a los tan mentados Magos a equivocar el rumbo, cayendo cada año en tentaciones paganas.


Por los campitos de la rambla corretean los niños en busca de pasto para los Reyes. La ilusión se hace presente, convocando a la inocencia de los más pequeños a mantener el espíritu del 6 de enero.
A dormirse temprano entonces - dice una voz paternal- que mañana tempranito llegan los Reyes.
La realidad dice otra cosa. Lo de “tempranito” está por verse, dado que, gracias a varios testimonios de padres, niños y comerciantes, estos dadivosos misioneros del regalo, llegan a los hogares cada vez con más retraso, cometiendo toda clase de errores y dejando vestigios de dudosa conducta.

Melchor y Gaspar son cómplices
“Es algo que ya no podemos parar – dice Gaspar. Todo comenzó una tarde antes de regresar a Belén –continuó diciendo-,  los camellos estaban sedientos después de tan larga jornada y en el último de los hogares el agua se la había tomado el perro. Como estábamos cerca de la playa Ramírez decidimos bajar por Minas hacia la rambla, entonces al llegar a Isla de Flores sucedió lo que hoy nos condena y nos etiqueta de desprolijos”

“El ritmo era una mezcla de divino e infernal –interrumpió Melchor- a la vez que se escuchaba más cerca, más sentíamos las vibraciones en nuestro cuerpo. Baltasar estaba absorto, le temblaban las piernas como si tuviera “ el mal de sambito”; cuando vio a la turba de ébano que se acercaba lentamente no aguantó más. Dejó el camello a la deriva y corrió tan rápido hacia los tambores que si no fuera por la corona y por el atuendo no lo podíamos distinguir entre tantos negros como él.
Aquí estamos entonces, aguantándole la cabeza todos los años, a tal punto que nosotros también nos hemos sumado a la fiesta de “San Benito y San Baltasar”, como llaman a esta hermosa celebración.”

“Por eso hemos cambiado el itinerario de nuestra misión –explicaba Gaspar. Primero cumplimos con el resto del mundo para llegar a tiempo a la salida de los tambores, luego, cuando todo termina, después de las necesarias paradas para calentar las lonjas, donde los nativos se aprovechan de nuestra identidad para la recolección de monedas para el buen vino y otras yerbas, ahí recién comenzamos con el reparto a los gurises, como dicen ustedes.”

Baltasar en estado lamentable
“Me avergüenzo de ser negro y no tocarlo...”, nos decía, mientras intentaba en vano mantener la vertical. “Díganle a Carlitos del Prado, que me equivoqué, y que en lugar de la tablet le dejé unas Barbie's que me había pedido Tatiana de la Blanqueada”- balbuceaba a la vez que armaba un tabaco con dificultad. “A Joaquín de la Comercial, mil disculpas; no pude encontrar en la bolsa el X-Box, creo que lo dejamos olvidado en el baño del Mercado del Puerto, cuando pegábamos la vuelta para Palermo. ¡Era impresionante, no nos dejaban ir! Y eran vueltas de vino y cantos murgueros que aprendimos...¡Espectacular el asado, carajo! ¿Qué te estaba diciendo? Bueno, un saludo pa’ todo Belén, y que nos volvemos después del Carnaval, que nos dijeron que dura un mes, ¡Por Dios!”- finalizó diciendo este Rey que apenas podía sostener el gran tambor que colgaba de su hombro.

Papá, nos robaron
A las ocho del mañana del 6 de enero pasado, un niño descubre en la cocina, que la heladera de su casa había sido desvalijada. “No me dejaron ningún regalo y eso que pasé de año” –nos decía llorando desconsoladamente.
No obstante, dentro de la heladera había una nota que decía “Perdón, no hemos comido nada sólido en todo el día. Lo del pasto y el agua es para los camellos...¿y nosotros qué? Denle saludos a Juancito, ha sido un niño muy bueno, pero el traje del Hombre Araña que nos pidió se lo regalamos a un cuidacoches  que humildemente nos convidó con un suelto que estaba que se partía. Algo teníamos que darle. Finalmente, les pedimos disculpas también por el vómito de Melchor, pues no encontramos el baño a tiempo.”

Comerciante desconcertado 
Según el encargado de un 24 horas, el día de Reyes al caer la tarde, entraron tres desconocidos disfrazados argumentando que eran Los Reyes Magos. Cambiaron juguetes por cajas de vino, mientras que una banda de negros candomberos los esperaba ansiosos y desencajados en la calle. A la madrugada siguiente volvieron, y se llevaron una botella de dos litros de rosado dulce a cambio de un X-Box que dijeron les sobraba.

No sabemos que creer. Por un lado nos queda una amarga sensación que nos impulsa a pensar que nada se salva a los vicios de estos tiempos. Por otro lado, nos conmueve que tan ilustres personalidades como lo son estos Reyes Magos opten por nuestras prestigiosas costumbres y disfruten de ellas, es bueno para mostrarle al mundo parte de nuestra cultura y de nuestra identidad, ni que hablar para el turismo.

Nos quedamos con este último concepto, por lo que estamos sumamente agradecidos con los Reyes y les decimos: Gracias por preferirnos y los esperamos en Carnaval.




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