A modo de adelanto, me atrevo a compartir parte de un nuevo trabajo que ha de circular en formato web con espacio y nombre propio. Cartas Abiertas, se hace llamar y transitará muy pronto por los carriles del relato breve, en sagas compuestas de distintos episodios, desde lo ficticio, absurdo e imaginario, o bien desde lo testimonial como lo es puntualmente el siguiente relato. Que lo que les signifique desde el sentir o el pensar, lo puedan devolver en una crítica sincera y constructiva, sería recibido de buen agrado y con inmensa gratitud. “Enriqueces” - La invitación Si tomáramos la vida de Enrique en agosto de 2015 y la pusiéramos dentro de un embudo, encontraríamos sus últimos alientos en caída hacia quien sabe dónde. A tiempo, casi sin rumbo, aparece la única e inesperada chance; una puerta que estaba abierta, entre tantas bien cerradas, muy a pesar de él y que por lo tanto, a Enrique no le interesaba atravesar. Por ese embudo virtual de ‘agosto 2015’, se habían ido y
entre el adoquín y el asfalto andan los pasos que se esconden del tiempo, igual que las palabras escritas que ya no mueren y que sobreviven al olvido de la memoria