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Mostrando entradas de diciembre, 2018

La mirada de Dios ante el consumo adictivo

El gran problema                 Los más débiles y los enfermos de espíritu; los que viven en permanente oscuridad a causa de ser esclavos de las adicciones, son aquellos que están más aptos para recibir la obra de Dios. Ellos y también nosotros, somos las consecuencias vivientes del más trágico tiempo de caos de esta sociedad; somos las presas de un sistema perverso que nos empuja al consumo desmedido, a cambio de poder revestirnos de un modelo humano que finalmente deshumaniza, ante la imperiosa necesidad de pertenecer. Son los marginados entonces, el gran problema que habita en el desprecio de los poderosos, en el miedo de los que piden que rueden sus cabezas y en la preocupación de los menos, que ya saben que no es fácil pero que igual siguen creyendo. Detrás de cada marginado/despreciado/abandonado u olvidado, hay una historia personal que no se dice o que no se sabe, y que por tanto se desconoce. Ningún ser humano nace genéticamente malvado o depravado, sino que al

Tiempo de espera

Entre lo almático y lo espiritual, existe un tiempo a descifrar. Todo depende de cuándo este comience a manifestarse en la vida del ser humano. Un factor a tener en cuenta, es la manera o la forma de llegada a ese momento; se liga generalmente a situaciones límites que obliguen a cambios radicales, mediante decisiones que nunca habíamos pensado tomar. Tiempo de espera, es la denominación más justa que se me ocurre ahora, precisamente porque es allí mismo donde hay que detenerse para  volver a pensar. Cuantas veces nos encontramos en situaciones apremiantes, donde no logramos encontrar una salida;  resolver ante la adversidad, es un ejercicio que requiere de mucha paciencia y claridad. Todo esto mediante decisiones que nacen desde nuestra razón, desde una forma establecida en el pensamiento que nos lleva a determinaciones lógicas, creíbles y realizables; elementos y valores que nacen y que crecen desde nuestra propia alma. ¿Pero qué nos pasa cuando esta rutina se repite una y otr

Tiempo de zanahorias

(Relato breve, tomado del opúsculo "La Chacra Jabes - ...donde habita el tiempo bueno...") La historia de Enrique tiene mucho para contar, ya sea desde el antes como después, de su pasaje por la chacra. La primavera comenzaba a mostrarse ya y la tierra lo sabía. En la quinta, los primeros brotes de la siembra se confundían entre los yuyos, señalando que había llegado el momento de limpiar los canteros. Enrique y la tierra, hacía muy poco tiempo que se conocían; las manos de él delataban el poco contacto con ella. Una de aquellas mañanas de lluvia y de sol, luego de haberse encargado de darle de comer a chanchos y gallinas, se le asignó una nueva tarea que aún no había aprendido: limpiar los canteros de las zanahorias. Para ello, recibió algunas sugerencias y una muy escueta pero clara capacitación; todo se resumía en separar los pequeños brotes de la hoja de la zanahoria, de los otros yuyos, algo que podía entenderse como muy sencillo. Entre los yuyos más c